Como una concha: Taranto a través de los ojos de Pier Paolo Pasolini
Los dos mares «domésticos», el puerto pesquero, las glorias del pasado en las fachadas de los palacios nobles, el alma popular: la ciudad de Taranto hechizó al Pier Paolo Pasolini. «Galeotto» fue el viaje a lo largo de la costa italiana que se convertiría en el protagonista del reportaje «El largo camino de arena», publicado en tres entregas en la revista mensual «Successo».
Corría el año 1959, Taranto era todavía un centro provincial poco marcado por la modernidad industrial, a excepción de los buques de guerra británicos, italianos, estadounidenses, amarrados en el puerto militar. Nada dejaba entrever que, solo seis años después, se construiría allí la acería más grande de Europa, cuya presencia acabaría condicionando la imagen, y la vida, de la ciudad.
Taranto: las palabras de Pasolini y el alma de la ciudad
«Taranto, que brilla en sus dos mares como un gigantesco diamante destrozado», escribió Pasolini al presentar la ciudad jónica a los lectores, y de nuevo: «vivir allí es como vivir dentro de una concha, una ostra abierta».
En el verano del 59, los edificios y camerinos dispersos a lo largo del paseo marítimo aún destacaban en el cielo de Taranto, donde hombres y mujeres ocupaban diferentes espacios para preservar el decoro.
Una edad de inocencia cuya belleza íntima captó el escritor, un mundo necesariamente destinado a desaparecer, todavía lleno de su maravilla original.
Hoy en día, en las calles del centro, a lo largo del puerto y en el casco antiguo, el encanto de Taranto aún resiste a las sirenas de la modernidad. Es posible verlo en las fachadas de los antiguos palacios con sus historias estratificadas, en el temperamento de los habitantes, en las tradiciones que se repiten de año en año -como los ritos de la Semana Santa- famosos por su espectacularidad.